Historia del Acero

La fama de los antiguos Aceros toledanos radicaba en la mestría con que algunos artífices manejaban el temple, sin conocimiento técnico alguno ni instrumento capaz de medir, ni remotamente, las temperaturas adecuadas a dicho tratamiento. La temperatura la conocían por el color del acero candente y el tiempo de inmersión en el agua, por medio de oraciones, versos o coplas alusivas al oficio. El pueblo atribuía esta calidad de temple a las aguas del rio Tajo en las cuales templaban las espadas.

El enigma del acero

El acero no es fuerte, la carne es más fuerte. La fuerza y el poder de la carne!…¿ Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja ?

El secreto

El proceso de reducción por carbón consiste, cuado un mineral que contiene oxígeno es calentado en presencia de carbón, éste captura parte del oxígeno

que se libera y ambos se combinan, produciéndose algún compuesto de oxígeno y carbono y dejando al metal libre de oxígeno puro.

EL acero Damasco

El acero de Damasco ha mantenido oculto su secreto hasta el siglo XX. Sus magníficas propiedades se derivan de su alto contenido en carbono, de la

baja temperatura de forja en caliente y de la operación del temple. El acero de Damasco, que atemorizó y fascinó a los europeos desde la Edad

Media, mantuvo oculto su secreto hasta nuestro siglo. Su dureza y poder cortante los debía a su alto contenido en carbono y a los tratamientos de

forja en caliente y de temple. Las espadas fabricadas con este acero resultaron insuperables. Los europeos conocieron la eficacia de esas armas en las cruzadas, de cuya primera expedición se cumplen ahora nueve siglos. Los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de Julio de 1099. Comenzó entonces una etapa que duraría aproximadamente dos siglos y que terminó con la pérdida de San Juan de Acre en 1921. De esta época derivó la fama y el nombre del acero de Damasco. En vano los herreros europeos se esforzaron en reproducir sus excelentes propiedades mecánicas y su bello aspecto mate cruzado por multitud de finas lineas serpenteantes.

Leyenda del templado

Cuenta la leyenda que los primeros aceros templados se desarrollaron por mero acaso en Toledo, España, en donde se concentraban la armería real en la Edad

Media. Allí eran fabricadas espadas, armaduras y partes metálicas en general. Por una mezcla de crueldad y servilismo, al herrero real se le ocurrió ensartar un prisionero de guerra (probablemente un «moro» ó simpatizante) capturado en las guerras contra la dominación árabe, demás está explicar que esta crueldad hizo que la hoja de la espada fuera calentada «al rojo» para cometer el «acto simbólico» «muerte ritual» ó «bautismo de sangre» y el resultado fué avasallador, la espada quedó endurecida ó TEMPLADA usanto el cuerpo de  un hombre como refrigerante del proceso, frente al hallazgo, la sorpresa y después de la sorpresa todos los nobles encomendaban su  espada toledana por lo que quedaron sin esclavos para sacrificar y por nefasta analogía y desprecio al enemigo los esclavos fueron sustituidos por cerdos que morian en proceso templado de espadas hasta que a alguien se le ocurrió que eso de tener que matar alguien ó a algún animal para templar el acero podría ser una superstición y probaron hacerlo con el agua, el aceite, con iguales resultados y así es hasta ahora en lado oeste del planeta.